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El rebranding (ambicioso) de PrettyLittleThing.
PrettyLittleThing ya no quiere ser pretty… quiere ser prestige.
Después de años dominando la estética rosa chicle del fast fashion, la marca lanzó un rebranding ambicioso para presentarse como "lujo accesible". El nuevo logo, los tonos neutros, la heráldica elegante… todo está diseñado para marcar el inicio de su “nueva era elevada”.
Pero el cambio no es solo visual. PLT está intentando algo más profundo: reposicionarse emocional y culturalmente en la mente de sus clientas.
¿Está funcionando? ¿Es real? ¿O sólo es una buena capa de pintura? Aquí te contamos por qué este rebranding es mucho más interesante (y complejo) de lo que parece.
El unicornio ya no vuela
Le dijeron adiós al unicornio rosa con alas y lo reemplazaron por un escudo monocromático con estética heráldica.
Este cambio dice mucho. El unicornio representaba el espíritu divertido y exagerado de una marca que no se tomaba tan en serio. Ahora, PLT quiere que la tomes en serio. El nuevo símbolo transmite madurez, sofisticación y una clara intención: aspirar al mundo del lujo sin dejar de ser accesible.
La tipografía también cambió de un sans serif todo en mayúsculas a un wordmark caligráfico más clásico. Y lo mismo con los colores: del fucsia estridente a los tonos blush, burdeos y crema.
Todo grita: ahora somos elegantes.
“Legacy in progress”
Lo más inteligente del rebranding no fue el diseño, sino la narrativa.
Más que un simple cambio de imagen, se reintrodujeron al mundo. Borraron el feed y dejaron un mensaje críptico con una fecha: una jugada arriesgada y simbólica para marcar un antes y un después.
Esta técnica (conocida como blank slate strategy) no es común. Se usa cuando una marca quiere romper con su pasado de forma tan clara que incluso lo borra visualmente. Es un reset emocional, no sólo estético. Implica riesgo, pero también una gran oportunidad para reescribir el relato desde cero.
Este borrón y cuenta nueva fue una forma de pedirle a la audiencia que olvide lo que fue PLT y escuche lo que está a punto de decir.
Es storytelling puro.
Lujo sin cambiar el modelo: ¿es posible?
Aquí es donde la historia se pone interesante. Visualmente, PLT ahora parece una marca de lujo. Pero… ¿y su modelo de negocio?
Sigue siendo fast fashion: producción acelerada, tendencias efímeras y materiales cuestionados. Pero con un cambio clave: los precios subieron. El nuevo look viene acompañado de un ticket promedio más alto.
¿Y el producto? La esencia sigue siendo la misma. PLT continúa usando poliéster (material de bajo costo y alto impacto ambiental) y no ha mejorado de forma significativa sus estándares de sostenibilidad o derechos laborales. En 2023 obtuvo apenas un 24% en el Fashion Transparency Index y fue calificada como "Not Good Enough" por Good On You.
Esto plantea una tensión clara: ¿qué pasa cuando ajustas el valor percibido sin modificar el valor real? No estamos hablando solo de una contradicción estética, sino de un modelo que busca capitalizar una narrativa premium sin alterar sus bases operativas.
Y es ahí donde el branding deja de ser solo imagen y se convierte en estrategia de negocio. O en un punto de fricción.
Y ahora... lo incómodo
Una marca puede rediseñar su imagen y subir precios. Eso no es nuevo. Pero ese cambio también rediseña las expectativas del cliente.
Porque cuando te presentas como lujo, ya no compites por precio. Compites por experiencia, por detalle, por calidad. Y si esa promesa no se cumple, el golpe es doble: decepción y desconfianza.
La percepción de sofisticación es frágil. Construirla cuesta. Sostenerla, aún más.
Lo difícil no es rebrandear…
Es cumplir con el rebranding.
Cualquier marca puede cambiar su logo. Pero cambiar cómo te percibe la gente… eso es otro juego. Y cambiarlo sin romper del todo lo que eras, es aún más complejo.
PrettyLittleThing está apostando fuerte. El cambio visual es coherente. La narrativa está bien construida. Y las primeras colecciones apuntan en la dirección correcta. Pero no todo ha sido aplaudido: muchas clientas de la era rosa chicle se sintieron desplazadas. Y no les gustó.
Ese rechazo inicial es parte del precio que pagas cuando decides dejar atrás una identidad fuerte. Pero si juegas bien las cartas, es recuperable. El camino está en ofrecer algo que se sienta más elevado sí, pero también más justificado: mejor calidad, mejores cortes, mejores experiencias. Algo que respalde el alza de precios y la nueva narrativa.
PLT también ha tomado decisiones claras: alejarse de colaboraciones con celebridades de reality shows como Love Island es una forma de romper con una estética que antes abrazaban, pero que ahora quieren dejar atrás. No sólo cambiaron cómo se ven, sino con quién se ven.
Todo esto es parte del reto: sostener el rebranding más allá del hype inicial. Porque si no hay una evolución real detrás del nuevo discurso, todo se queda en superficie.
Rebranding???
Otro objetivo comercial debería ser ofrecer una alternativa irruptiva a la generación de primeras clientas y mixear merch para las nuevas generaciones.
Amé este artículo 😍