La popularidad de la película Mean Girls va más allá de sus diálogos ingeniosos y su trama entretenida. Bajo la superficie, esta película icónica nos lleva de la mano a explorar los rincones más profundos de nuestra psicología, en particular el concepto de "deseo mimético".
El deseo mimético se manifiesta cuando, de manera inconsciente, asumimos los anhelos de otros como si fuesen nuestros propios deseos, entrelazando sus aspiraciones con nuestra identidad sin siquiera percatarnos.
Y Mean Girls nos demuestra un caso de manera perfecta.
Todo se pone en marcha con la entrada de Cady Heron al mundo de la jerarquía de la escuela secundaria. Fresca y desprevenida, Cady es un lienzo en blanco esperando ser pintado por los deseos de quienes la rodean.
Y aquí es donde entra Regina George, la abeja reina del instituto. Ella es la inspiración, el blue print y lleva a Cady a unirse a su grupo de amigas, “Las Plásticas".
Empieza así el viaje de Cady hacia el deseo mimético.
Cady, convertida en una "Plástica", personifica la teoría de René Girard sobre el "deseo metafísico". Básicamente, ella imita a Regina en todo, desde su forma de hablar hasta sus hábitos, en busca de la felicidad que cree que alcanzará al copiarla.
Pero aquí está el detalle: este deseo no se basa en una conexión genuina con lo que quiere, sino en la idea de que conseguirlo la transformará en alguien más "cool".
Los conflictos surgen cuando todos quieren lo mismo
La teoría de Girard nos muestra cómo la imitación influye en nuestro comportamiento, y Mean Girls es el ejemplo perfecto de esto.
A medida que Cady imita a Regina, vemos cómo la influencia social nos lleva a adoptar deseos ajenos, a menudo sin saberlo. Es como si fuéramos esponjas sociales en lugar de seres pensantes e independientes.
Y a medida que los deseos compartidos chocan en una lucha por la supremacía (Cady vs Regina) la rivalidad crece.
Señalar al chico en las 2 fotos y colocar: Objetivo en común.
Pasa en la vida y pasa en TNT
Desde las travesuras en la escuela hasta el drama en casa, "Mean Girls" nos muestra cómo la imitación está en todas partes. Incluso nuestra familia y las noticias en la tele caen en el hechizo del deseo mimético.
En un giro inesperado, Mean Girls se convierte en nuestro mentor sobre la psicología detrás del comportamiento humano y, sorprendentemente, hasta en el mundo del marketing.
Imitamos sin darnos cuenta
Las marcas y los productos que vemos todos los días están diseñados para activar ese interruptor automático en nuestras mentes.
¿Alguna vez has sentido el impulso de comprar algo sólo porque viste a tu celebridad favorita usándolo?
Seguro que sí, y eso es imitación en acción.
Las estrategias de marketing inteligentes saben cómo aprovechar nuestro deseo mimético, haciéndonos creer que deseamos algo simplemente porque otros lo tienen.
Y eso nos lleva a la lección número dos:
La rivalidad brota al buscar los mismos objetivos
Piensa en las marcas de moda que lanzan productos de edición limitada o el ticket del concierto al que todos quieren ir.
Todos quieren tener ese artículo exclusivo y, a veces, la competencia puede ponerse intensa.
Al final del día, la búsqueda de la exclusividad y el reconocimiento puede teñir nuestras interacciones, recordándonos que incluso en el mundo del consumo, la lección de la película sigue siendo relevante:
Perseguir los mismos destinos que otros puede llevarnos por un camino de rivalidad y competencia, en lugar de una búsqueda auténtica de satisfacción personal.
Debemos abrazar nuestra autenticidad
En un océano lleno de imitaciones y tendencias fugaces, las marcas que destacan son aquellas que son auténticas y ofrecen una perspectiva única.
Entonces, las marcas exitosas no sólo se enfocan en imitar lo que está de moda, sino que encuentran su voz única y se mantienen fieles a ella.
Mean Girls no es sólo un ícono de la cultura pop, refleja conceptos profundos de la psicología humana que podemos aplicar al marketing.
La próxima vez que la veas, toma en cuenta esta información y te llegará de forma diferente.