⚡️Adiós a lo plano: el nuevo lenguaje de Apple
El diseño ya no es plano y no es solo estético: es una estrategia.
Hay decisiones de diseño que marcan época. Y otras que, sin hacer ruido, cambian la forma en que vemos el mundo.
Lo que Apple presentó esta semana parece lo primero: íconos más brillantes, transparencias, animaciones. Pero es lo segundo.
Porque no es un rediseño, es un cambio de plano. Literalmente.
El funeral del diseño plano
Desde que iOS 7 nos metió en la era del flat design, casi toda la industria abrazó lo plano como símbolo de modernidad: sin sombras, sin brillos, sin profundidad.
Era lo opuesto al skeuomorfismo de los primeros iPhones, ese mundo donde las notas tenían textura de papel y los botones parecían de metal.
Durante una década, lo plano fue el canon. El diseño dejó de ser parte de la experiencia y se volvió solo funcional y limpio.
Y ahí es donde entra Liquid Glass. Una interfaz que no solo se ve distinta, sino que se comporta distinto.
Bienvenidos al diseño líquido
Más que un material visual, es un manifiesto sensorial. Todo está hecho para reaccionar: a tu luz, a tu fondo, a tu movimiento. Las capas de la interfaz flotan, respiran, reflejan lo que hay debajo.
No es que los íconos brillen porque sí. Es que brillan como el entorno. Y se deforman, se difuminan, se adaptan.
Una interfaz que parece estar viva.
Pero hay algo más profundo: este rediseño se alinea con VisionOS, el sistema del Vision Pro. Y eso no es coincidencia, es entrenamiento visual.
Apple está enseñando a sus usuarios a pensar en capas espaciales. A moverse en un entorno digital donde las interfaces ya no están “sobre” la pantalla, sino dentro del ambiente.
Y eso cambia todo.
Nostalgia, estrategia y aura
Esto no es volver al skeuomorfismo. Pero tampoco es un paso hacia el minimalismo frío.
Apple está recuperando una estética más emocional. Más táctil. Más parecida a cómo percibimos el mundo real.
Y lo hace justo cuando la industria entera está obsesionada con la AI como funcionalidad. Apple, en cambio, apuesta por algo que no se puede copiar con un modelo de lenguaje: el aura de su diseño.
Porque puedes clonar funciones, pero no puedes clonar una percepción.
Liquid Glass no es solo un nuevo look. Es la forma en la que Apple refuerza el control de su ecosistema desde la estética.
Esto va más allá del iPhone
La interfaz se convirtió en arquitectura. Y esa arquitectura no está pensada solo para el iPhone 16. Está pensada para algo que todavía no está en nuestras manos: el iPhone Glasswing de 2027.
Pantalla sin bordes, sin recortes, todo vidrio y una interfaz que flota.
Apple rediseñó su sistema operativo para que ya no se vea como un sistema operativo sino como una extensión del entorno.
Y cuando eso pasa, no hay vuelta atrás.
La lección que nadie está viendo
Mientras otros corren detrás de los demos de AI, Apple está reconfigurando cómo se siente usar tecnología.
Y eso, en el fondo, es mucho más ambicioso. Porque una interfaz que emociona es más difícil de reemplazar que una función que predice.
No sabemos si el Vision Pro será masivo.
Ni si el iPhone Glasswing será lo que promete.
Pero Apple ya cambió algo más importante que el hardware:
Nuestra expectativa de cómo debería verse lo digital.
Y esa expectativa (una vez que cambia) se vuelve el nuevo estándar.
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