Hay un principio poderoso en marketing que pocos aplican:
No es lo mismo dar un beneficio que hacer que se sienta como una victoria.
Un restaurante en Londres tenía un problema común, horas muertas entre las 3 y las 6 de la tarde.
Podían haber puesto un cartel de “20% off” como todos los demás. Pero eligieron otro camino: hacer que cada comida tuviera una historia.
Implementaron una regla simple: Si pedías la cuenta antes de las 6, podías lanzar un dado. Si sacabas un 6, tu comida era gratis. Sin trampas. Sin letra chica.
Técnicamente, era un descuento promedio del 16.6%, pero en la cabeza del cliente, era otra cosa. Una emoción y una mini lotería en medio de un martes cualquiera.
Y eso cambió todo.
Las ventas en ese horario subieron más del 30% y, no solo comenzó a llegar más gente, empezaron a pedir más y a hablar del lugar.
Cuando la posibilidad de ganar entra en juego, el cerebro actúa distinto. No estás pidiendo un menú. Estás apostando (y disfrutando el riesgo).
¿Qué hicieron bien?
Convirtieron una mecánica racional en una experiencia emocional.
Volvieron memorable algo que antes era invisible.
Cambiaron la lógica de descuento por una historia que la gente quiere contar.
Esto se trata de entender cómo tomamos decisiones. De usar el juego, la sorpresa y la participación como catalizadores de valor.
Donde todos hacen ofertas y rebajas, lo que gana es lo que se siente diferente.
Un descuento es olvidable. Una anécdota con un dado es marketing con efecto multiplicador.
Cada día compartimos ideas como esta: Casos reales, accionables y sin humo, para inspirar tu negocio. 😎