Un detector de AI marcó la Declaración de Independencia como 99.99% generada por inteligencia artificial.
El mismo texto de 1776 que definió la historia de Estados Unidos.
Pero no es la primera vez. Estos detectores ya han acusado a partes de la Biblia de haber sido escritas por AI.
¿Qué está pasando?
Desde que se popularizó el uso de ChatGPT, cualquier texto bien redactado, con frases largas y una estructura clara, es sospechoso.
Los modelos que detectan AI, irónicamente, no son tan inteligentes como para reconocer cuándo están frente a un humano con talento.
Esto revela algo importante:
Si escribes bien, podrías ser confundido con un chatbot.
Si confías ciegamente en estas herramientas, podrías terminar descartando textos valiosos (o humanos reales).
Y si eres una empresa que las usa para filtrar contenido, podrías estar tomando decisiones equivocadas.
Más allá del chiste, esto es un recordatorio crucial:
El criterio sigue siendo humano.
Estas herramientas no entienden contexto, intención ni historia. Solo patrones. Y eso no basta para juzgar si algo tiene alma.
🟣 En resumen: Que un detector diga que algo fue escrito por AI no significa que lo fue. Y que algo suene a ChatGPT, no lo hace menos humano.
Nos toca seguir afinando el radar. No el de las máquinas. El nuestro.
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