En la Met Gala de este año, Damson Idris apareció disfrazado de piloto de carreras. Traje completo, casco con 20 mil cristales Swarovski, todo firmado por Tommy Hilfiger. A los segundos, se quitó el uniforme y reveló un esmoquin rojo. Un cambio de look pensado al milímetro.
Parecía una performance de moda. Pero en realidad fue una de las estrategias de visibilidad más bien jugadas que vimos en la Met Gala de este año.
¿Por qué? Porque detrás de ese momento había una historia, una película, una marca global, un mensaje cultural y una red de colaboraciones perfectamente integradas. Y sin una sola frase de venta.
Acá va lo que podemos aprender de eso.
El poder de estar donde nadie te espera
Muchas marcas creen que amplificar su visibilidad significa hacer más cosas: más campañas, más contenidos, más anuncios. Pero lo que hizo F1 fue lo contrario. Se infiltró en un evento ajeno con una narrativa propia, usando el contexto como amplificador.
No organizaron una premiere. No lanzaron un tráiler. Solo hicieron que el personaje, el diseñador, el embajador y el productor coincidieran en un mismo espacio y dejaran que la escena hable por sí sola.
Ese es el poder de usar un evento como medio, no como destino. Es lo que se conoce como “cultural hijacking” o secuestro de marca: entras a una conversación que ya está ocurriendo y le das una nueva capa de significado sin interrumpirla.
Funciona porque cuando estás en el lugar correcto, con el mensaje correcto, no necesitas pedir atención. La atención viene sola.
Nada fue casual
Detrás de ese look había una estrategia perfectamente conectada:
Tommy Hilfiger diseñó el traje rojo de Damson y también los uniformes de la película F1 y, además, es socio oficial del equipo Mercedes, la escudería para la que corre Lewis Hamilton en la vida real.
Lewis Hamilton fue el co-chair del evento, es el productor de la película, embajador de Tommy y piloto estrella de Mercedes. Su presencia no era casual: era el nexo entre todos los puntos.
Y Damson Idris llegó caracterizado como su personaje de la película. Apareció en un auto de carreras, con traje de piloto, y en plena alfombra hizo el cambio de outfit. Su entrada fue una activación encubierta perfectamente ejecutada.
Esta escena sirvió para posicionar a Damson Idris ante el mundo. Para quienes ya lo conocían, fue una confirmación de que está en otro nivel. Para quienes no sabían quién era, se convirtió en “ese actor del casco con cristales en la Met Gala”.
Una imagen tan poderosa que lo puso en la conversación global de inmediato.
¿Pudo haberlo hecho Brad Pitt? Claro. Y desde el punto de vista mediático habría tenido sentido.
Pero elegir a Damson fue mucho más estratégico: no solo fue coherente con la historia de la película (él es el novato que llega a F1), también fue una forma de construirle visibilidad real como figura cultural.
Todo tuvo sentido. Todo aportó. No era una campaña. Era un ecosistema narrativo donde cada decisión, tenía un por qué.
💡 ¿La lección? Las marcas más potentes no hacen “cosas sueltas”. Diseñan sistemas narrativos donde cada acción alimenta a la siguiente.
Y eso aplica tanto si manejas una marca personal como si llevas una empresa.
No parecía marketing
Todo fue un momento visual y culturalmente relevante. Un instante que se compartió porque era sorprendente, estéticamente poderoso y lleno de significado.
Y esa es una de las claves del marketing actual: si parece marketing, la gente lo ignora. Si parece cultura, si parece una historia que merece contarse… entonces funciona.
Las marcas que ganan son las que entienden cómo contar algo que la gente quiera compartir sin sentirse vendida.
Eso no se logra con formatos. Se logra con intención.
¿Cómo aplico esto si no soy F1 ni estoy en la Met Gala?
No necesitas un traje de 20 mil cristales ni una alianza con Tommy. Lo que necesitas es estrategia. Y eso sí está a tu alcance.
Estas son las claves que puedes usar hoy en tu marca:
Ocupa espacios donde ya hay atención. No inventes tu escenario, usa uno que ya existe y que haga sentido con tu mensaje.
Cuenta una historia con coherencia. Visual, emocional, verbal. Todo lo que hagas tiene que sumar a la misma idea.
Colabora con sentido. No hagas alianzas porque están de moda. Hazlas porque construyen tu universo de marca.
Diseña momentos, no solo campañas. Una escena bien pensada puede tener más impacto que 1 ad de miles de dólares.
La cultura es tu canal de distribución
Si tu marca no tiene algo relevante que decir en ese lenguaje, estás perdiendo visibilidad (aunque estés publicando todos los días).
Las marcas que destacan hoy no son las que tienen más presupuesto, sino las que piensan más profundamente en cómo, dónde y por qué aparecen.
No se trata de estar. Se trata de tener un para qué claro cada vez que apareces.
Y eso (créeme) se nota. 😌