Canva salió a la calle, pero no vender diseño, sino a recordarte lo mal que se ve todo cuando no lo tienes.
Y lo hizo con errores intencionales, caos visual medido y una estrategia tan clara que parece un chiste interno entre creativos.
El insight: mostrar el error que todos conocemos
Un logo fuera de proporción. Un formato que no encaja. Un cartel sin fondo.
No hay que explicarlo, basta con mostrarlo.
Cada pieza de la campaña dramatiza un error que la herramienta resuelve: Brand Kit, Magic Resize, Background Remover, Drag & Drop.
Y lo hace sin didáctica ni speech. Solo exagera lo que ya vivimos y por eso conecta.
El tono: más verdad que perfección
La campaña no es pretenciosa ni técnica. Es pop. Es compartible y es tan real que se siente casi dolorosa para cualquiera que haya mandado un archivo en 16:9 cuando era 9:16.
Y esa cercanía es lo que la hace brillante porque se burla contigo, no de ti.
Lo que puedes llevarte de esto
Lo interesante de esta campaña es que no solo funciona como idea creativa. También es un mapa útil si trabajas en marketing, diseño o contenido.
Canva usó el producto como medio, convirtió sus propias herramientas en narrativa y dramatizó insights reales sin tener que explicarlos.
Si te llevas algo de esto, que sea esto:
No necesitas decirle al público por qué tu producto es útil. A veces basta con mostrar qué tan molesto es no tenerlo.
No necesitas explicar
Una buena campaña solo necesita que te reconozcas en ella. Canva no te vendió funciones, sino contexto, y convirtió sus errores en contenido.
El resultado es una campaña que es producto, cultura y chiste interno. Todo al mismo tiempo.
Estoy fascinada con esas campañas 😍
Me volví adicto a las publicaciones de @weplash